Cantabria y País Vasco – Etapa 6
Tal y como terminaba el artículo anterior de la etapa 5 de este viaje, la vuelta la haríamos en dos partes. La primera de ella nos llevaría hasta Libros, un pequeño pueblo de la comunidad de Teruel que se encuentra a lo largo del río Turia, que recorre unos 45km entre Teruel y Ademuz, y que es una zona muy motera para recorrer disfrutando del paisaje.
Para no hacer toda la ruta por autovía decidimos desviarnos de esta para visitar, por recomendación de Fernando, el pueblo Sos del Rey Católico, catalogado además como uno de los pueblos más bonitos de España.
Tras despedirnos de Gabriel y su hijo continuamos dirección Pamplona, y de esta nos saldríamos por carreteras comarcales para llegar hasta el citado pueblo medieval.
En el municipio se ha encontrado algún vestigio prehistórico y restos de época romana, pero el emplazamiento actual de la villa arranca en el siglo X, durante la reconquista al Islam. Plaza fronteriza cristiana y con el tiempo lugar estratégico entre los reinos de Aragón y Navarra, la villa sigue siendo hoy en día un espectacular recinto amurallado. De los siete portales de acceso conservados el principal es el de Zaragoza. Desde él, la calle mayor “Fernando el Católico” llega hasta hasta la Plaza de la Villa, donde se encuentra el Ayuntamiento. En la intensa historia de Sos destaca sin lugar a dudas un acontecimiento, el nacimiento del rey Fernando el Católico el 10 de marzo de 1452 en la casa de la familia Sada.
Texto extraído de la asociación “Los pueblos más bonitos de España”
Allí llegamos a una buena hora para almorzar algo y, tras perdernos un poco por sus angostas, estrechas y empedradas calles, decidimos entrar al primer bar que vimos abierto. En un momento nos habían calzado unos huevos fritos con salchichas y un buen vino que nos quedamos como nuevos para poder continuar el viaje.
Al final nos mojamos
Hasta Zaragoza continuamos el viaje por carreteras secundarias intentando hacer el viaje más ameno pero el tiempo ya alumbraba agua en la dirección en la que íbamos. Y no nos equivocamos. Pasando por Zaragoza empezó a caernos un chaparrón de dos pares de narices. La cosa se puso fea y tuvimos que parar a refugiarnos bajo el techo del aparcamiento de un centro comercial para ponernos el equipo de agua.
Eran las 16:00 de la tarde y visto como íbamos de agua y que la previsión, según la ruta que llevábamos, no iba a mejorar y que aún nos quedaban unos 200km decidimos tirar para adelante para que no se nos hiciera demasiado tarde lo que, además, nos obligó a incorporamos a la autovía.
Unos 40km más adelante aprovechamos que había amainado un poco el temporal y estaba solo chispeando para parar a tomar un café en la población de Cariñena. Nada más salir de la Autovía vimos un hotel con la cafetería abierta y ahí paramos.
Mientras pedíamos los cafés y, dado que íbamos pegados de tiempo, aproveché esta parada para llamar a la Casa Rural Teresa dónde habíamos reservado dos habitaciones y comprobar que todo estaba correcto, y para avisar también que dado el tiempo llegaríamos más tarde de lo previsto.
El marrón
En esto que la chica que me coge el teléfono comprueba la reserva y me dice que solo aparece una habitación y, además, con cama de matrimonio ¿Cómo? ¿A la hora que es y con la que nos está cayendo encima? casi me da un patatús, no sabía dónde meterme. En ese momento la chica del teléfono se encontró un poco desconcertada pero me dijo que haría las comprobaciones y me llamaría en un momento.
Mientras tomábamos el café y hacíamos mil cávalas buscando un plan B por si nos quedábamos sin habitaciones por algún error, la chica me devolvió la llamada. Me pidió perdón y se disculpó indicándome que había sido un error por su parte, que la madre que regentaba el local había estado ingresada por Covid bastante mal y ella había tenido que encargarse del negocio familiar improvisadamente y que seguramente habían errado en algo. Tras eso me indicó que con la habitación de matrimonio podría arreglarlo añadiendo una cama supletoria sin coste pero que no le quedaban más habitaciones. Me pidió que le diera un poco más de tiempo para buscarnos una solución.
Como no podíamos esperar para que no se nos hiciera de noche le indicamos que avanzaríamos unos kms más y volvería a llamarla en la siguiente parada a ver si había podido resolvernos el problema.
Avanzamos unos kms más de los 150km que aún nos quedaban he hicimos otra parada para comprobar como iba la reserva. La chica, más tranquila, nos ofreció una solución y es que había encontrado habitación doble en el siguiente pueblo, a unos 5 kms de Libros. Que se había encargado de la reserva y nos cobraba por ella lo mismo que habíamos reservado con ella y, como el desayuno lo llevábamos incluido, que no nos preocupásemos que los que fueran al otro Hotel podrían desayunar en el de ella sin coste. Y no solo eso sino que, como queríamos cenar todos juntos, se ofreció a acompañar hasta el hotel a los que fueran a él y traerlos en su coche para que pudiéramos cenar y que, cuando terminásemos, los volvía a llevar.
Más fácil no nos lo podía poner y otra opción no teníamos así aceptamos y continuamos, ya mas relajados, hasta Libros.
A veces te encuentras ese tipo de personas que se preocupan y se desviven por darte soluciones, y te da mucho gusto ver que aún queda gente buena en el mundo, recordemos a Joseba de nuevo, pero por desgracia esto es menos frecuente encontrarlo en las grandes ciudades. Es por eso por lo que me gusta viajar en moto y perderme por los pueblos más recónditos del país.
Otra vez nos incorporamos a la tan desagradecida autovía hasta Teruel. Una vez circunvalas Teruel te sales a la Nacional N-330 y empiezas de nuevo a disfrutar de la moto. Ya no llovía aunque la carretera estaba mojada. Circulábamos a la vera del río Turia, y eso en el paisaje se nota. Decir que nada más incorporarte a la N-330 te encuentras a la derecha con el Cañón Rojo de Teruel, digno de escenario de cualquier Wester americano. En todo este día echamos pocas o ninguna foto dadas las circunstancias por lo que os tengo que ilustrar con lo que encuentro googleando.
Para ver en todo su esplendor el cañón realmente hay que dejar la carretera y adentrarse en una pequeña pista pero es que el día, ni el tiempo, nos daba para eso.
Enseguida llegamos a Libros. La chica de la casa rural nos pidió mil veces más disculpas y, tal y como se había hablado por teléfono, hizo las operaciones para poder acoplarnos. Fernando y yo nos quedamos en la casa rural, a Joaquín y a Juan los acompañó hasta el otro hotel. Ellos fueron en las motos porque tenían el equipaje en ellas y tenían que ducharse y cambiarse de ropa. Ya no recuerdo si la chica se esperó a que estuvieran listos o, sino recuerdo mal, volvió a por ellos más tarde una vez que ya nos habíamos duchado y puestos cómodos todos para poder cenar en el pequeño y acogedor restaurante de la casa rural.
Una vez terminada la cena y con el tiempo en calma aprovechamos para dar un un paseo por las cuatro calles del pueblo y la chica se ofreció a acompañarnos para enseñárnoslo y contarnos la historia del mismo, el motivo de por qué se llama Libros y del nombre de muchas de sus calles.
Tras el paseo, devolvió a Juan y Joaquín a su hotel y nosotros nos echamos a dormir. Al final, el día, pese a las vicisitudes del tiempo y el error de la reserva, había merecido mucho la pena. Todo había salido bien y habíamos cenado de lujo en el pequeño alojamiento rural.
A la mañana siguiente Juan y Joaquín vinieron ya con sus motos hasta nuestro alojamiento. Desayunamos. Nos despedimos de la chica que nos había resuelto el problema y que además nos dio un trato excepcional, tal y como es la gente rural, y continuamos, ahora ya sí e inevitablemente……hasta casa.
De esta última etapa poco queda por contar por lo que no merece la pena escribir un artículo sólo para ella. El camino hacia casa pasaba por Requena, Cofrentes, Almansa, Yecla, autovía de Murcia y en casa sin nada más que visitar y, por qué no decirlo, con muchas ganas de llegar a casa.
Ni que decir que en el viaje nos lo pasamos tan bien que nada más pisar tierra en casa estábamos hablando ya del del año siguiente que, a ver si de una maldita vez, pudiésemos ir a Marruecos, viaje que teníamos pendiente desde hace tres años y que entre Covid y problemas políticos varios, nos había sido imposible realizar.
Os adelanto que finalmente ese viaje pendiente a Marruecos se pudo realizar. No se cuando tendréis la crónica en el blog, pero la tendréis.
Etapas de este viaje
Cantabria y País Vasco – Etapa 1
Cantabria y País Vasco – Etapa 2
Cantabria y País Vasco – Etapa 3