Cantabria y País Vasco – Etapa 2

Cantabria y País Vasco – Etapa 2

Tras la paliza del día anterior y con las pilas cargadas al 100% nos levantamos dispuestos a emprender nuestra segunda etapa. La de hoy nos llevaría a recorrer unos pocos kilómetros de los últimos que nos trajeron a Potes para desviarnos posteriormente dirección norte hasta Puentenansa, lugar dónde habíamos quedado de nuevo con Gabriel que partiría antes que nosotros esa mañana para ir a recoger a su hijo al aeropuerto.

Después la idea era ir hasta Sotres, pequeño pueblo perdido en la mano de Dios donde el año anterior fuimos a comer por recomendación a un pequeño colmado-restaurante a zascarnos una señora fabada que Ana, la dueña del local, prepara de forma exquisita.

Pero no anticipemos acontecimientos. Recordáis que la noche antes de partir la batería de la moto me dio un buen susto, y con el mismo me tuve que recorrer todos los kms del día anterior porque no vi la forma de parar en ningún sitio a buscar batería de reemplazo, y esta, a pesar de todo, estuvo aguantando bien sin dar síntomas de volver a fallar. Eso no quita que fuera con la mosca detrás de la oreja y Gabriel, entre otras cosas que hizo a su llegada a Potes el día anterior, fue localizar muy cerca una pequeña tienda/taller de maquinaria donde tenían baterías y dejó reservada una para que a la mañana siguiente, antes de partir de nuevo, pudiera cambiarla.

El señor del local dijo que la batería al ser nueva tenía que echarle los líquidos y ponerla a cargar antes de que estuviera a pleno rendimiento y que hasta por la mañana no estaría operativa. Eso supuso un problema porque tuve que apañármelas para que, antes de partir, pudiera poner la batería nueva.

El desayuno

Antes de empezar había que desayunar y para ello nos acercamos a orillas de la carretera, al lado del apartamento, a la cafetería de Nisio, donde ya el año anterior tuvimos la oportunidad de mantener una conversación muy interesante con el dueño del local.

 

Nisio, al que vemos en la imagen anterior, en sus tiempos mozos fue motero y participó en distintas actividades y eventos relacionados en Potes, además de motos trail y rutas por toda la zona es una auténtica biblioteca. Es una cosa que no te esperas cuando te lo ves con el cuerpo que le ha curtido los años y sirviendo en su bar los cafés, pero es sacarle un poco el tema y voilá…….tienes a tu alcance todo un mundo de sabiduría. Ya el año anterior variamos algunos de nuestros planes por sus recomendaciones, y este año no fue menos. Mientras desayunábamos, que por cierto recomiendo su cafetería al 100% ya no solo por la charla sino por la calidad de sus desayunos, tuvimos la oportunidad de charlar con Nisio otro ratito, recordarle que lo conocimos el año anterior, y comentar nuestro plan de ruta a lo que el hombre se prestó a darnos consejos varios que agradecimos enormemente y que, otra vez, nos hicieron variar ligeramente la ruta, para mejor, obviamente.

La batería de marras

Tras desayunar tocaba reorganizarse para perder el menor tiempo posible. Gabriel tiraría para buscar a su hijo. Yo salí echando leches al taller a cambiar la batería y el resto, pues eso, preparando las motos para salir pitando.

Cambiar una batería en la VStrom realmente no requiere mucho tiempo, en diez minutos debería estar cambiada so pena que la batería que me tenían preparada no fuera la suya exactamente y que, además, según el del taller aún le quedaba como media hora para estar totalmente operativa.

El disgusto no fue pequeño pero me tocó resignarme. Mientras tanto aprovechamos para extraer la batería que llevaba puesta y hablar un rato sobre mi procedencia ya que el hombre había hecho el servicio militar en Cartagena, lo que dio para una pequeña charla, que si bien fue agradable, a mi me puso un poco de los nervios al ver que los minutos pasaban, que teníamos que emprender la ruta y que yo seguía en la puerta del taller mareando la perdiz.

Una vez estaba la batería preparada la trae a la moto y, “oh my good”, la batería no es la suya, es un pelín más grande y no entra en el hueco. Era la batería de la Vstrom anterior a la mía. El potaje estaba montado así que había que darle una solución lo antes posible, por ello vaciamos el hueco de la batería que llevaba unos plásticos y una espuma que servían para sujetar la batería y, con mucha mañana, la nueva encajó un poco a presión luego de ponerle el asiento encima. Para colmo los bornes de la batería nueva eran más grandes que la que llevaba y los tornillos no encajaban, y yo empezaba a impacientarme, y el hombre del taller tenía una pachorra que se lo tomaba todo con calma, y yo cada vez más nervioso.

Total, que al cabo de un buen rato y con el resto del equipo llegando a la puerta del taller conseguimos que la moto estuviera operativa.

Taller Liébana, Bosque y Jardín

Comenzando la ruta

Con todos los problemas resueltos nos dispusimos a emprender la ruta del día. Recorriendo de nuevo nuestros pasos del día anterior nos marcamos unos 26 km sur hasta localizar el desvío a la izquierda hacia la carretera CA-281

A unos escasos 2km del desvío nos encontramos con el mirador del Jabalí dónde merece la pena pararse unos minutos a contemplar el paisaje, y en este caso, hasta los montes nevados.

Mirador del Jabalí

14 kms más adelante llegamos al embalse de la Cohilla dónde pararíamos en su presa para contemplar tan magnífico espectáculo de la naturaleza. Por dar algunos datos diremos que es una presa de bóveda de doble curvatura de 116 metros de altura sobre el punto más bajo de los cimientos. Su longitud es de 184 metros y dispone de un espesor descendiente de 26 metros en la base, hasta los 2 en la coronación.

La capacidad del embalse es de 11,3 Hm³ y cuenta con aliviadero formado por un túnel de 180 metros de longitud, con capacidad de evacuación de 350 m³ por segundo.

En la fecha de puesta en servicio, fue durante bastante tiempo no solo la presa de bóveda más alta de España, sino la más alta de las de cualquier tipo.

Esta zona de montaña, al igual que nos pasó el día anterior, aún conservaba restos de nieve así que hoy, hasta llegar a ella y ya sin lluvia, fue todo un disfrute el recorrer esos kilómetros.

Otros 20 kms nos quedaban para llegar a Puentenansa, pueblo dónde habíamos quedado con Gabriel que ya debería estar allí con Rafael, su hijo, como así fue.

Tras las presentaciones oportunas, ya que el como bien sabemos cuando circulas por este tipo de carreteras ruedas más despacio de lo habitual y el día aún tenía mucho por ver, salimos pitando hacia Sotres.

82 kms de auténtica diversión sobre dos ruedas. Muchas curvas, paisajes espectaculares, mucha vegetación y un sinfín de sensaciones que te rodean cuando circulas por esos paisajes, sobre todo cuando vienes del sur de España dónde, por regla general, está todo más seco que la mojama.

Sotres

Llegaríamos a Sotres sobre las 14:30 aproximadamente. Por volver a dar algún dato de interés diré que Sotres es un lugar y una parroquia del concejo asturiano de Cabrales. Si bien los accesos a la parroquia han mejorado en los últimos años, sigue sin ser sencillo llegar a Sotres debido a su ubicación, completamente rodeada de montañas. La mejor opción​ es por carretera, saliendo desde el pueblo de Arenas de Cabrales. Tendremos que conducir por la carretera que se dirige a Poncebos, punto de inicio de la conocida Ruta del Desfiladero del Cares. Desde este pueblo hasta Sotres, solo habrá que recorrer 11 kilómetros de duro ascenso a través de un espectacular valle moldeado por la particular montaña asturiana. Que más os puedo contar……hay que ir y rodarlo, verlo, disfrutarlo. Es simplemente maravilloso.

Una vez en Sotres, dónde hay varios restaurantes y algún pequeño bar que otro, más algún hotel, localizamos lo que para nosotros es el mejor sitio para comer de Sotres. Es un pequeño local, muy acogedor, que hace las veces de colmado y pequeño restaurante donde apenas caben 4 mesas. La dueña, Ana, una señora que no es mayor sino de mediana edad, es toda una eminencia en historia por sorprendente que parezca. Al ser un pueblo de los que se quedan aislados por la nieve en invierno dispone de mucho tiempo para aburrirse y, como ella misma nos contó, una de sus pasiones es leer historia. Y ya solo eso es increíble. Una señora que te prepara una fabada de olé que a la vez te puede dar una lección de historia que no te la esperas.

El local, por su reducido tamaño, es un sitio dónde has de reservar con tiempo si no quieres quedarte sin mesa. A ser posible con muuuuuuucho tiempo de antelación. Cosa que así hicimos.

Tras cascarnos la especialidad de la casa, esa fabada asturiana consistente que prepara Ana, y después del postre y el café, prácticamente nos quedamos solos con Ana ya que el resto de clientes se habían marchado por lo que aprovechamos para abrir una puerta que nos estuvo entretenidos y embobados lo menos una hora más.

No recuerdo exactamente la pregunta que la abrió pero quizás sería algo así sobre cómo se la apañaban allí cuando nevaba y se quedaban incomunicados ya que hasta el pueblo sólo existe una carretera de entrada pero no hay prácticamente salida. Eso nos llevó a una conversación de historia sobre como en la época de los romanos habían conseguido abrirse camino por las angostas montañas hasta llegar a ese pueblo. De ahí fuimos saltando de historia en historia hilando perfectamente una con otra y dándonos una lección que no nos dejó indiferentes.

No me cabe duda de que si tuviera que volver a esa parte de España, la volvería a visitar.

Emprendimos la vuelta porque ya se nos hacía tarde.  Hicimos una pequeña parada muy cerca en plena curva a deleitarnos con una cascada que estaba en ese momento en pleno apogeo. Tras nosotros llegaron un grupo de Customs que estaban recorriendo la zona y también pararon para ver la cascada y como era numeroso el grupo casi que nos fastidiaron un poco para poder echarnos unas fotos con calma. Todos querían sus fotos.

El camino de vuelta hasta Potes fue el mismo que hasta Sotres solo que al llegar a Panes debemos desviarnos hacia la derecha para tomar el desfiladero de la Hermida por la nacional N-601.

Desfiladero de unos 21 kilometros de los que gusta ver paredes muy juntas y altas con un río que serpentea. Por uno de los lados conecta la zona del maravilloso pueblo de Potes y los picos de Europa. A lo largo del recorrido se encuentra el pequeño pueblo de la Hermida, donde parar a tomar algo. Como todos los desfiladeros, la carretera es estrecha y con muchas curvas, aunque yendo a la velocidad adecuada no tiene problema, es el desfiladero mas largo de toda la península.

Mientras consigo tiempo para montar el vídeo que gravamos nosotros en este viaje os dejo el enlace a este otro de YouTube donde otro motero se lo recorre para vuestro deleite.

El día se nos estaba acabando así que llegamos al apartamento de Potes, guardamos las motos en el garaje, nos pegamos una ducha y, tras descansar un rato, volvimos a buscar en el pueblo donde cenar cosa que nuevamente pudimos hacer sin inconveniente mientras disfrutábamos de una charla recomponedora sobre la de cosas que habíamos vivido este día y sobre lo que nos esperaba en la siguiente etapa.

Etapas de este viaje

Cantabria y País Vasco – Etapa 1

Cantabria y País Vasco – Etapa 3

Cantabria y País Vasco – Etapa 4

Cantabria y País Vasco – Etapa 5

 

5 comentarios en «Cantabria y País Vasco – Etapa 2»

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