Cantabria y País Vasco – Etapa 4

Cantabria y País Vasco – Etapa 4

Esta etapa sería de tránsito, básicamente. No habían programadas visitas especialmente de interés porque hasta llegar al punto de destino, una casa rural en lo alto de la montaña, a unos 5km de Arano, pequeño pueblo situado dentro de la Comunidad Autónoma de Navarra, muy cerca del límite con el País Vasco, nos distaban aproximadamente unos 400km, que la idea era hacerlos pisando las autovías lo menos posible, lo que nos daban los cálculos unas 8 horas de viaje con paradas incluidas. Aunque algún tramo de autovía deberíamos de hacer, serían los menos. 

Allí nos quedaríamos dos noches. Una, la de llegada, que no daría para mucho, y la segunda, en la que pretendíamos hacer una pequeña ruta por la costa Vasca para visitar algunos de sus enclaves más bonitos. Eso lo contaré en el siguiente artículo.

Pasaríamos en este viaje de nuevo, y por tercera vez, por el maravilloso y espectacular Desfiladero de la Hermida hasta Unquerda dónde cogeríamos la autovía A8 dirección a Pámares, pasado Cabárceno. 

A partir de ahí dejaríamos la autovía para adentrarnos por el interior y lo primero era recorrer parte del trazado que discurre por el río Asón. Ya empezábamos a rodar lentos por lo que este tramo nos llevaría a la hora de la comida que haríamos en el pueblo de Asón, en el restaurante Coventosa dónde por un precio asequible comimos un menú del día que mas que decente.

De ahí seguiríamos río arriba hasta encontrarnos con su nacimiento que se produce sobre una cascada de espectacular tamaño. La cascada del Asón, con sus 70 metros de altura, presume de ser la cascada más alta de Cantabria.

El trazado que nos lleva hasta este nacimiento es una subida llena de curvas a cada cuál que das te encuentras con la enorme cascada que te deleita la vista. Sin duda, otra más de tantas maravillas que vimos durante este viaje.

Más adelante circulamos hacia Fresnedo por el Valle de Soba (Cantabria).

Este valle está recorrido por el río Gándara, afluente del Asón. Los límites históricos y municipales de Soba exceden a los del valle geográficamente entendido, e incluyen también la cabecera del Asón, la margen derecha del valle del río Miera (Valdició localidad del municipio de Soba) y la margen izquierda del valle del río Calera, limítrofe con Vizcaya. En este Valle se encuentra la Cueva del Aer.

Seguimos dirección sur pasando por el Mirador del Puerto de los Tornos. La orografía del terreno seguía ofreciéndonos unas vistas espectaculares. El mirador, situado aún en Cantabria, hace frontera con la provincia de Burgos. Con una altitud de 920m ofrece una vista sobre las provincias de Cantabria, Vizcaya y Burgos.

Las horas se nos echaban encima y aún nos quedaban algunos kilómetros por recorrer. Pasada esta zona el paisaje ya no era tan abrupto y yo no sé si era por el cansancio pero los siguientes kilómetros empezaron a hacérseme muy pesados. Improvisamos con el GPS la ruta varias veces intentando evitar autovía, y es cierto que recorrimos carreteras de montaña estrechas y rodeadas de grandes arboledas que se repetían unas con otras e, insisto, no es que desmereciera en absoluto el paisaje pero recuerdo que mis fuerzas empezaban a flaquear y estos últimos kilómetros no los estuve disfrutando tanto como me hubiera gustado.

Llegando a Bilbao aún nos quedaban unos 115 km hasta la casa, y la tarde se nos estaba echando encima, por lo que no nos quedó más remedio que encarar autovía hasta Hernani, municipio desde el que, una vez allí, partiría una pequeña carretera de montaña dirección a Arano vadeando el río Urumea.

Cómo decíamos al principio del artículo, antes de llegar a Arano, el pueblo, nos desviaríamos a la izquierda, subiríamos monte arriba y a unos 5 kms nos estaba esperando la casa rural que Gabriel había reservado. Eran las 20:00 de la tarde y aún habría de acoplarnos en la casa antes de ir a por provisiones para poder cenar. 

Entrada a la casa rural y al fondo el Embalse de Añarbe

Vino a entregarnos las llaves una señora a la que estuvimos preguntando dónde podíamos ir a comprar algo a esa hora de comer dado que estábamos en lo alto del monte en una zona aislada. Lo primero que nos dijo es que el pueblo de Arano, a 5 km, aunque tuviera bar posiblemente a esa hora estaba cerrado. Se tomó la molestia de llamar al pueblo y comprobarlo, efectivamente cerrado. La única opción que nos quedaba era volver a Hernani, a unos 18km y media hora, e intentar cenar algo en algún bar de allí pero primero teníamos que descargar las maletas, acoplarnos un poco en la casa y volver a equiparnos para coger otra vez las motos, de las que, ese día, habíamos terminado bastante agotados. Para más Inri era ya de noche, hacía muy mal tiempo con muchísimo viento y si hacíamos eso la cena debía ser light dado que no podríamos beber nada de Alcohol. Puuuffff……..solo de pensar el marrón en el que se nos estaba complicando el poder cenar es que daban ganas de acostarse directamente.

En la cocina había dispuesto material para el desayuno pero claro, la opción de arramblar con aquello para cenar con lo cansados y hambrientos que íbamos tampoco era muy buena.

Y aquí fue cuando entró en escena nuestro salvador, que desde ese momento se convirtió en el mejor tío que habíamos conocido durante el viaje……Joseba.

Mientras estábamos con la depre en todo lo alto decidiendo qué hacer sonó la puerta de la casa. Abrimos y apareció un vasco de metro ochenta, corpulento, de espaldas anchas, con sendas cajas de cartón una en cada brazo, detrás de él, la mujer que nos entregó la llave………“buenas noches, soy Joseba, el marido de esta” señalando a la señora, “y os traemos algunas cosas que teníamos en casa para qué podáis cenar algo, es poco, no se si dará para cenar todos pero algo es algo. Unos huevos de mis gallinas, unas barras de pan que tenía en el congelador, unas pocas patatas que nos quedaban……..”. La lista de cosas que traían en las cajas era extensa, entre patatas, huevos, un poco de queso, dos botellas de vino, creo recordar que algo de sidra, y unas latas de cerveza Estrella de Galicia. 

Nosotros atónitos ante tal escena. El hombre tranquilizándonos para que no nos preocupásemos que ellos a la mañana siguiente bajaban al pueblo y reponían las cuatro cosas. Nosotros que nos mirábamos entre flipando y con una sonrisa de oreja a oreja ante tal situación. Obviamente les preguntamos que qué le debíamos y casi que hasta lo ofendemos “¿Cómo?, no hombre no……..no me debéis nada, si esto son cuatro chuminás que teníamos en casa y no queríamos que os quedarais sin cenar esta noche” y nosotros…….¿Cómo? ¿Así? ¿Sin más? “Ahi va la ostia”…. fue como si se nos hubiera aparecido el Mesías. 

Buena gente, pijo, que te encuentras por todo el mundo. Que hay que viajar. Cuánto más viajas más te das cuenta de que la gente en todos lados es de puta madre. Que siempre sale uno de casa cargado de los puñeteros prejuicios que te enchufan por un embudo en la TV. Hay que viajar, el mundo es muy distinto a cómo nos lo pintan.

No tengo fotos del festín pero con todo eso nos pegamos una pedazo de cena acojonante. No tuvimos que coger las motos y encima nos cascamos las dos botellas de vino y todo lo demás haciendo que lo que, en un principio iba a ser una desgracia, un festín de muy y señor mío. Esa noche nos acostamos con una de las mejores experiencias de todo el viaje y el buche lleno.

Etapas de este viaje

Cantabria y País Vasco – Etapa 1

Cantabria y País Vasco – Etapa 2

Cantabria y País Vasco – Etapa 3

Cantabria y País Vasco – Etapa 5

 

5 comentarios en «Cantabria y País Vasco – Etapa 4»

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