Gorafe, Ojo de la Heraldad y Ermita de la Virgen de la Cabeza

Gorafe, Ojo de la Heraldad y Ermita de la Virgen de la Cabeza

Este mes de abril iba a ser un gran mes en cuánto a salidas moteras. Pedro y Enrique querían moto y yo estaba aguantando porque a final de mes iba a realizar el “gran” viaje de este año y no quería contratiempos de última hora ni percances que pudieran estropearme el plan. A Fernando le conté el plan y decidió unirse.

La moto, precisamente para ese gran viaje que tenía pendiente, ya había pasado por el taller para una primera puesta a punto a falta de dos chuminadas que me terminarían a la vuelta de este viaje.

Así pues se cuajó este fin de semana. El plan inicial era haber salido sábado y domingo pero Pedro debía estar el domingo en casa obligatoriamente antes de comer y eso nos complicaba los trayectos. A Fernando se le ocurrió la brillante idea, puesto que todos disponíamos de la tarde del viernes libre, de salir ese mismo viernes hasta el punto donde realmente empezarían las cosas que queríamos ver con las motos y así el sábado nos daría tiempo de visitar todo y volver a casa antes de que anocheciese. El plan nos pareció perfecto y así lo cuajamos.

Viernes

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A la ida debíamos adelantar kilómetros con el fin de llegar antes del anochecer. Puesto que partíamos de ruta después de comer debíamos medir bien los tiempos.

Quedamos como siempre en el restaurante Garcerán, tras un café rápido nos pusimos en marcha dirección Alhama de Murcia y por la A7 hasta Puerto Lumbreras. Este tramo lo pillamos en hora punta y el tráfico de camiones y turismos fue horrible, tanto que a punto de sufrir un accidente estuvimos por culpa de un abuelete sin reflejos que debía estar en su casa en vez de conduciendo.

Seguiríamos avanzando kilómetros dejando la autovía a la altura de Velez Rubio pasando por Sierra María, un mosaico de sierras, valles, barrancos y bosques mediterráneos.

De ahí a Orce, Huéscar y a partir de aquí es donde habíamos previsto algunas paradas para contemplar los embalses, aunque antes de llegar a ellos nos cautivó un puente con el que no habíamos contado y nos hizo detenernos para contemplar el barranco bajo su estructura. El “Puente de Duda” es un puente muy antiguo reformado para los automóviles pero muy estrecho.

Lo más bonito son las vistas desde arriba hacia el desfiladero, abajo, por donde pasa el río, muy al fondo, ya que se ha creado un canal natural entre las rocas por donde pasa el agua del río Guardal, creando una bonita cerrada.

Tras él llegamos al embalse del Portillo, Castril, donde hicimos otra parada bajo su presa al habernos cautivado el gran muro que teníamos delante y, en el mismo sitio, el gran chorro de agua por donde se desagua el embalse que era impresionante, tanto como que el suelo donde pisábamos vibraba ante la potencia del caudal.

La siguiente parada sería en la presa del Embalse de la Bolera, otra impresionante obra arquitectónica desde la que se puede observar el impresionante barranco del Guadalentín que queda bajo la contención de la presa.

Vista del otro lado de la presa desde la misma.

Ya se nos hacía tarde así que no quedaba otra que tirar carretera hasta el hotel Rural Los Chaparros donde haríamos noche.

Todo un descubrimiento de local. Buen precio, habitaciones limpias y cuidadas y un restaurante a la altura de su localización con una cocina típica de la tierra donde nos pegamos una cena de escándalo. Le doy un 10 al establecimiento, además nos dejó guardar la motos en un garaje privado que tiene en la parte trasera

Sábado

Lo primero es lo primero, desayunar que con el cuerpo vacío no se puede coger la moto, y Fernando al ver los panes que vendían en el restaurante pensó “de aquí saco un bocadillo pa tres meses” jejeje.

El plan era poder visitar el desierto de Gorafe en plan light. Este desierto de la provincia de Granada es un árido territorio semidesértico caracterizado por barrancos, badlands, cañones fluviales, farallones rocosos, crestas y cárcavas. Predominan los tonos ocre, grisáceo y “colorao”, un rojo intenso que da nombre a una de sus zonas más populares. Entre sus mayores atractivos destacan “Los Coloraos”, con similitudes al Gran Cañón, y el Cañón de Gor. Y para más inri alberga el mayor conjunto megalítico de Europa, con 81 estructuras.

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El desierto se puede atravesar de punta a punta por pistas pero estas están en mal estado con grandes roderas y hay que ser muy hábil para que con unas motos como las nuestras pudiéramos meternos en semejante berenjenal, además de que no estaba dispuesto de tener un percance a dos semanas del gran viaje. Teníamos claro que no lo íbamos a hacer pero sí que llegaríamos hasta el mirador del Puntal de Don Diego a través de una pista sencilla y desde el que se puede observar una basta extensión de este desierto, a parte que durante la pista nos encontraríamos algunos de los dólmenes datados desde el Neolítico hasta finales de la Edad del Bronce.

Os dejo al final del artículo el vídeo de “Embarra2” que estos sin son de enduro y se atreven con todo para que disfrutéis al completo de la experiencia de adentrarse en dicho desierto.

Desde el hotel cogimos un trozo de autovía hasta salirnos de nuevo dirección a Gorafe. Antes de empezar el descenso al valle que lleva al pueblo tomamos el desvío a la derecha que nos lleva por los monumentos megalíticos a través de una pista de fácil circulación.

A parte de encontrarte con los monumentos megalíticos obtendrás una panorámica del valle en el que se encuentra el pueblo de Gorafe con sus espectaculares formas geológicas al fondo.

Trampantojo

Seguimos la pista de tierra hasta el Vértice Geodésico, y a la vez Puntal de Don Diego, desde el que podrás obtener una panorámica del desierto completo. No es tan espectacular como adentrarse en él pero al menos te puedes hacer una gran idea de la inmensidad de estas formaciones geológicas.

Justo en este punto la pista continúa para adentrarse al través del desierto de Gorafe pero, como dije al principio, no estaba en nuestros planes hacerlo en esta ocasión, quien sabe si un futuro nos la jugamos a ver qué pasa.

Visto este maravilloso paisaje regresaríamos nuestros pasos hasta el hotel desde dónde nos desviaríamos a la derecha hasta Zújar buscando el Cerro Javalcón dónde se encuentra tanto la Ermita como el Ojo de la Heredad, así como una vista panorámica del pantano.

Atravesando Zújar salimos a una pequeña carretera que pasa por algunas fincas y que nos lleva a la subida del cerro. La subida, por una carretera estrecha y con un asfalto roto empieza a deleitarte a cada nivel con las vistas de la cara sur del cerro, dirección Baza. Al llegar arriba nos encontramos una pequeña explanada y unas antenas. Allí paramos para contemplar la panorámica completa del pantano pero el día había despuntado con calima y a la hora que llegamos allí se había hecho más intensa por lo que la vista al pantano se vio empañada por completo.

Desde esta panorámica veíamos la Ermita pero para llegar a ella había que hacer un pequeño tramo de pista estrecho y con mucha piedra suelta. Ya dije que no quería meterme en fregaos que pudieran poner el riesgo el siguiente viaje así que empecé a bajar la pista con el miedo ya metido en el cuerpo ¿y qué pasa si ya vas predispuesto? pues que vas mal. En la primera curva la moto patinó un poco y me entró la “canguela” así que sin dudarlo me eché a un lado y dije, yo no continúo. Fernando y Enrique tampoco quisieron jugársela pero Pedro, que ya iba caliente, tiró para abajo hasta llegar a otra explanada. No pudo subir el resto de metros hasta la Ermita porque el camino se estrechaba aún más y parecía más preparado para peatones que vehículos así que ninguno de los cuatro nos echamos la foto en la puerta de la Ermita.

El siguiente paso era visitar el Ojo de la Heredad, este se encuentra en la ladera norte del cedro, a media altura entre la Ermita, y para llegar a él tendríamos que bajar por dónde mismo habíamos subido hasta encontrarnos con una pista de tierra, esta vez sí que mucho más ancha y en muchísimas mejores condiciones. Aquello parecía una autopista de tierra aunque yo seguía llevando el canguele en el cuerpo desde la Ermita y tuve mis dudas. Enseguida Pedro tomó la iniciativa y dijo que si habíamos llegado hasta allí sería una pena no subir, así que tiramos para arriba y, menos mal, que tramo mas guapo de pista y que bien se dejaba circular con nuestras motos. Llegamos al arco de piedra, nos echamos las respectivas fotos y vuelta de nuevo al pueblo de Zújar.

Siendo la hora de comer buscamos un sitio a la entrada del pueblo, Bar el Cruce, que resultó no ser tan bueno como habíamos pensado. No nos quedamos con hambre pero todo fue un poco regulero. Al menos llenamos el buche con la satisfacción de haber visitado todo lo que queríamos.

Tras el café emprendimos la vuelta a casa que aún nos quedaban algunas horas de camino. Como queríamos evitar la autovía de nuevo rodeamos la carretera norte del cedro y al salir de ella tiramos dirección Orce de nuevo buscando el camino de vuelta del día anterior. Al llegar a la Sierra de María paramos un ratito a hidratarnos en el paraje La Piza y continuamos por carreteras secundarias hasta Lorca donde, esta vez ya sí, no nos quedó más remedio que tomar autovía.

Y fin de este fantástico fin de semana con un total de unos 600km aproximadamente.

Por último os dejo el vídeo prometido de “Embarra2” pues no tiene desperdicio las entrañas de Gorafe.

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