La hoz del Júcar, Albacete

La hoz del Júcar, Albacete

Nos encontramos en uno de los espacios más sorprendentes de toda Castilla la Mancha dibujado desde hace siglos por la acción erosionante de las aguas Del Río Júcar. 

En esta zona el cauce del río evoluciona desde un terreno de explotaciones hortícolas y bosques de ribera hacia una espectacular sucesión de meandros que serpentean entre profundos cañones.

La ruta que habíamos planificado nos llevaría a recorrer la ribera del río Júcar desde Valdeganga hasta el embalse del Molinar donde la intención era encontrar los túneles de unos 4km que transportaban el agua desde el embalse hasta la central hidroeléctrica del Molinar, situada unos cuántos metros por debajo de estos.

Entre medias visitaríamos el mirador de Jorquera, Alcalá del Júcar y el Santuario del Cristo de la vida en la Villa de Ves para el que tendríamos que recorrer unos 8km de pistas de empinada pendiente y serpenteada de interminables curvas. Sin duda la ruta prometía, aunque la emoción del momento nos hizo olvidarnos de que estábamos en agosto y los casi 40º del medio día lo pagaríamos caro.

PRIMER TRAMO

Valdeganga – Alcalá del Júcar

Valdeganga

Partiríamos nuestra ruta desde el ecoparque fluvial de Valdeganga, una zona de ocio y baño regada por el río.

Ecoparque fluvial de Valdeganga

Desde Valdeganga nos dirigimos hacia el poblado de Alcozarejos, punto desde el que nos acercamos al borde del río y desde dónde nos adentramos por los cañones que nos acompañarán durante unos cuantos kilómetros.

Vera Del Río Júcar

El río serpentea durante todos estos kilómetros mientras que a nuestra izquierda se levantan unos cuantos metros de muro de piedra caliza esculpido por el agua que no deja indiferente. Recorrido que nos llega hasta Jorquera.

Sin duda lo primero que destaca de Jorquera es su situación y su aspecto. Se sitúa en un alto sobre un meandro del Júcar y la población se adapta a su recorrido de modo que la atalaya natural parece hecha para el pueblo y no al contrario. La roca asciende con las casas perfectamente ensambladas y a sus pies el corte de la piedra del cañón del Júcar.

El día iba a ser largo y no daba para entretenernos recorriendo las calles de este pueblo así que nos detuvimos a las faldas de su atalaya para contemplar la zona de ocio, que al igual que la de Valdeganga,  posee su zona de baño, cascada de agua, sombrillas y chiringuito para pasar el día al fresquito de las aguas del río pero que, por desgracia y mayor mal que nos estaba trayendo el Covid-19, estaba cerrada al público.

Zona de baño de Jorquera

Sin embargo, no quisimos dejar pasar la ocasión de subir al mirador de Jorquera desde dónde contemplar el pueblo majestuoso desde su atalaya sobre el meandro del río.

Mirador de Jorquera

El siguiente tramo nos llevaría hasta Alcalá del Júcar. Seguíamos compartiendo paisajes y entorno que en esta época del año, a pesar de ser una época muy seca, el río lo pinta de verde durante todo el recorrido.

Alcalá del Júcar es uno de los pueblos más espectaculares y pintorescos de la provincia de Albacete; su situación y el excepcional paisaje que forman la hoz del Júcar, hacen que en cuanto aparece ante nuestros ojos, sintamos la necesidad de detener la marcha para poderlo contemplar en toda su grandiosidad.

En este punto y al borde del mediodía con una temperatura en ascenso debíamos parar a tomar un refresco así que nos adentramos en la zona turística dónde nos costó encontrar sitio para aparcar las motos y, tras unas fotos de rigor sobre el puente que cruza el río, paramos en una terraza a refrescarnos las gargantas.

Alcalá del Júcar

SEGUNDO TRAMO

Alcalá del Júcar – Central Hidroeléctrica de El Tranco del lobo – Villa de Ves – Embalse del Molinar-Cofrentes

Era momento de encauzar la segunda parte de nuestra ruta, esta nos llevaría a cambiar por completo la comodidad de carretera curveada bajo los cañones para adentrarnos en un terrenos mas farragoso. Hasta la central de El Tranco del Lobo deberíamos recorrer una carretera estrecha y muy estropeada, rodeada de pinos a izquierda y derecha que nos hacían circular bajo un túnel verde con los típicos olores que la naturaleza impregna en el ambiente en esta época del año. A mitad del camino cambiamos la vera del río para circular por su derecha.

Dirección a la central HD de El Tranco

Llegando a la central hidroeléctrica hay que atravesar por un antiguo poblado de los trabajadores que antaño vivían allí. 

Una vez llegamos a la central se caba el camino y nos embarcamos en una pista de empinada pendiente e interminables curvas de tierra suelta y polvorienta que nos llevarían hasta una llanura que recorreríamos también por pistas hasta Villa de Ves.

Villa de Ves es una pequeña pedanía que da acceso al bario del Santuario del Cristo de la Vida y al mismísimo embalse del Molinar. El Santuario es un espectáculo visitarlo, ya no por su construcción en sí, sino por las vistas que ofrece Del Río y del embalse. Todo un deleite para nuestra vista.

La subida al Santuario es para valientes e intrépidos por la pendiente del tramo y lo estropeado del asfalto pero merece la pena el riesgo.

Estábamos llegando al final de nuestra ruta pero era hora de comer y decidimos volver a Villa de Ves a tomar un bocado. El único restaurante que había en el pueblo nos brindó un menú modesto pero correcto a un precio asequible. 

Durante la comida teníamos que decidir si intentábamos encontrar los túneles del Molinar o continuábamos hasta Cofrentes y de regreso a casa. El calor apretaba con dureza, el cansancio y la sobremesa tampoco ayudaban, pero habíamos llegado hasta ahí ¿no lo íbamos a intentar?

En un alarde de chulería, testosterona y “por mis cojones” dijimos….¡que coño! vamos a por esos túneles. Y con los 40º que se respiraban retomamos de nuevo hasta el embalse del Molinar confiando en nuestro sexto sentido de la orientación ya que en el Google Maps no teníamos la posición de los túneles.

Dejando tras nosotros El Barrio del Santuario llegamos al túnel que cruza la presa del embalse. Supuestamente tras él nos encontraríamos algún camino que nos llevase hasta los túneles del agua.

Y lo que vino después fue que nos confundimos de camino emprendiendo una bajada pedregosa y resbaladiza que hizo caer mi moto y calentarse de más otra de nuestras monturas por lo que hubo que parar a que se enfriaran, y ese fue el principio del bajón que nos llevó a tomar la decisión de no seguir buscando los famosos túneles.

Os dejo un vídeo de oro motero para que disfrutéis de los túneles, por lo menos hasta que volvamos a intentarlo y lo gravemos con nuestros propios ojos.

Al final, entre ida y vuelta desde Cartagena nos salieron unos 530km para un final de agosto caluroso sin desperdicio. 

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