Ruta Cartagena – Los Pirineos – Etapa 4

Ruta Cartagena – Los Pirineos – Etapa 4

Tras el merecido descanso y habiendo repuesto fuerzas de la jornada anterior tocaba, muy a nuestro pesar, emprender el viaje de vuelta a casa.

Me había tirado casi un mes programando cada una de las etapas del viaje. Ciudades, pueblos y carreteras secundarías estaban todas programadas en el GPS. La vuelta pretendía hacerla hasta Lérida por la N-230. Desde allí tomar la N-211 hasta Alcañiz, y después por la N-420 hasta Teruel, repitiendo desde Teruel la misma ruta que habíamos disfrutado unos días antes de camino a Los Pirineos. ¿Qué podía salir mal? pues ni mas ni menos que el tiempo esa mañana anunciaba fuertes lluvias por todo el noreste de España.

Tras meditarlo durante el desayuno en el hotel tomamos la decisión de cambiar nuestra ruta de vuelta para evitar, en la medida de lo posible, mojarnos sobre la moto.

Volveríamos dirección Huesca, desde allí tomaríamos la autovía hasta Zaragoza y Teruel. Y, eso sí lo teníamos claro, volveríamos a repetir el camino de ida desde Teruel hasta Cartagena ya que el día de partida lo habíamos disfrutado un montón.

Consensuado el nuevo itinerario salimos de Vielha por la N-230 hasta Benabarre donde nos desviamos hacia la N-123 dirección a Barbastro.

Desde Vielha hasta Barbastro vuelves a disfrutar de unos paisajes espectaculares, rodando a la vera del pantano d’Escales por un asfalto rico en curvas y muy bien pavimentado. El único problema que nos encontramos fue el enorme tráfico rodado tanto de camiones como de turismos que, aunque fuésemos en moto, el trazado impedía realizar adelantamientos con toda seguridad.

Por cierto, al salir de Vielha atravesarás un túnel de nada más y nada menos que de 5,2km, el segundo túnel más largo de España por detrás del de Somport.

Entrada al túnel de Vielha
Tramo de la N-230 a la altura del embalse de Baserca
Tramo de la N-230

Más adelante rodarás a la vera del pantano de Escales durante unos kilómetros dejándote embriagar por su majestuosidad.

Las imágenes que os estoy poniendo están sacadas de Google un año después, cuando me he decidido a escribir el viaje, ya que cuando rodábamos con la moto con la cantidad de tráfico que había nos fue imposible parar a echar alguna foto. Además, creo recordad que cuando pasamos nosotros había más agua.

El asfalto está impecable y, si no fuera por la cantidad de vehículos que pillamos hubiera apostado por darle un poquito más de gas a la moto para disfrutar por igual del paisaje y de la máquina.

Otro detalle importante, a lo largo de este tramo hay innumerables zonas habilitadas para parar el vehículo para tomar fotos pero todos están en el lado de la calzada opuesto al que nosotros llevábamos así que si realizas el trayecto dirección a Vielha podrás sin duda parar a deleitarte con el paisaje.

Una vez hemos tomado la N-123 volveremos a recorrer un tramo muy chulo entre Torres del Obispo y Barbastro. Volvemos a circular por una zona boscosa a la vera del pantano de Barasona-Joaquin Costa.

Embalse de Barasona

Tras el embalse nos adentraremos en el desfiladero de Olvena, rodando a la vera del río Ésera que queda unos metros por debajo del asfalto. Atravesaréis varios túneles, unos diez en todo el trayecto, excavados a la antigua usanza y encontraréis algún que otro mirador aunque su acceso no sea cómodo.

Río Ésera a la derecha, unos metros por debajo de la carretera

Una vez dejas la N-123 ya no hay nada en especial en los paisajes, por lo menos que nos llamara mucho la atención tras lo que habíamos visto ya los días anteriores. 

Continuamos nuestro camino hasta Teruel por autovía aligerando el viaje. Desde Teruel volvimos a Villel donde unos días antes habíamos dejada reservada la habitación para la vuelta.

Castillo de Villel

Tras reponer fuerzas por la noche retomamos al día siguiente nuestra etapa 5, y última, del viaje para la que no haré otro artículo ya que fue la misma que la de la etapa 1, solo que en sentido inverso y, por supuesto, circulando en gran medida por las carreteras nacionales que tanto nos divierten y entretienen a los motoristas.

Fueron cinco días muy intensos de viaje a los que, de haber podido, les hubiera sumado otros cinco más para haber alargado quizás la ruta por el interior de Los Pirineos, quien sabe si haberme acercado a Andorra que la teníamos cerca, o simplemente para haberme quedado a disfrutar algún día más de alguno de los pueblos por los que circulamos.

Espero que esta crónica sin pretensiones os haya gustado y le sirva a algún que otro viajero para disfrutar de su propio viaje. 

Si es así te agradezco que compartas los artículos en tus redes sociales y con tus amigos y familiares.

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