Maestrazgo y Ruta del Silencio – Etapa 2

Maestrazgo y Ruta del Silencio – Etapa 2

Tras la etapa de ayer hoy tocaba realizar, por fin, la ruta del silencio. Habíamos descansado muy bien y queríamos salir temprano ya que, a The Silent Route, habría que añadir la vuelta a casa. El día de hoy lo llevaríamos más apretado que el de ayer.

A pesar de que el comedor del Hostal abría un poco más tarde, el chico que lo regentaba tuvo a bien de servirnos unos cafés y unas magdalenas que tenía de bollería industrial. A nosotros con eso nos hizo un mundo al menos para salir despejados. Mas adelante desayunaríamos en condiciones.

El vídeo

En la etapa anterior te hice esperar al final del artículo para que vieras el vídeo. En esta voy a ser más benevolente y te lo pongo al principio pero, aún así, no te quedes sólo con el vídeo y leete la crónica del viaje que tiene más contenido interesante de lo que verás en el vídeo ya que este, a falta de baterías de sobra para la GoPro, no se pudo grabar todo lo que me hubiera gustado.

La ruta

Para que no os quejéis os he metido la ruta detallada en Wikiloc para que no perdáis ni un sólo kilómetro de ella si os apetece hacerla.

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En marcha

Lo primero que teníamos que hacer era llenar los depósitos y la gasolinera más cercana en ruta la teníamos en Cantavieja así que lo primero que hicimos fue ir hasta allí para……. oh! sorpresa! Cerrada!

Pensamos que igual al ser domingo abriría más tarde y esperamos un poco a ver mientras merodeábamos por la zona buscando algún indicio hasta que vimos un cartel “DOMINGOS CERRADO”.

Vamos, no me jodas! ¿y ahora qué? tiramos de móvil a ver si en ruta habría alguna otra. Los depósitos iban justos y no darían para hacer la ruta completa y si esta estaba cerrada entramos en pánico por si las que hubiesen en el resto de la zona estuviesen igual.

Nos ponemos a buscar en el GPS y ¡OH, SORPRESA! estamos sin cobertura…….¡VAMOS, NO ME JODAS!

En esas estábamos maldiciendo lo mal que había empezado el día cuando llega un tipo en 4×4 a la gasolinera, abre la puerta de la garita para coger algo y nos dice……está cerrada….. ¡Pues menudo descubrimiento! total que le explicamos al hombre la papeleta y se apiada de nosotros, enciende el ordenador que, al igual que nuestros teléfonos, necesita cobertura para poder conectarse al servidor y por lo visto ni internet va bien allí. 

Le insistimos en pagar en metálico y el hombre que no, que tiene que cobrar con el ordenador encendido porque ha de aplicar el descuento que esos meses tenían los carburantes y hasta que el ordenador no estuviese operativo no nos cobraba. Todo muy surrealista. Finalmente, tras un largo y desesperante rato, nos pudo cobrar y salimos cagando leches dirección al Puerto de Cuarto pelado, que es donde empieza la ruta si vienes del sur.

The Silent Route

Tras la foto de postureo para que conste que realmente hemos pasado por aquí, Miguel Ángel ya lo hizo el año anterior y por eso se ahorró la foto, empezamos la ruta que, durante los siguientes 50 km nos iba a dar un trazado de curvas, cañones y formaciones rocosas para el disfrute de nuestros cinco sentidos.

antes de llegar al primer mirador, el del Río Pitarque, pasaríamos por Villarluengo, pueblo en el que no pararíamos pero de los que estoy convencido de que te tiene mucho que ofrecer al turista.

En pleno Parque Cultural del Maestrazgo y situada sobre un escarpado promontorio, Villarluengo cuenta con un extenso término municipal en el que se alterna su rico patrimonio artístico con parajes de gran belleza. Uno de sus mayores atractivos son los Órganos de Montoro, espectaculares formaciones rocosas de gran encanto y belleza salvaje.

Texto extraído de www.turismodearagon.com

Tras ello llegamos al mirador del Río Pitarque desde el que se puede contemplar el valle y al fondo la primera fábrica de papel moneda del estado y, posteriormente, fábrica textil, y actualmente el Hotel La Trucha, lo que le confiere un carácter histórico tremendo.

 

También desde el mirador se divisan los Órganos de Montoro. Se trata de impresionantes agujas calcáreas de más de 200 metros de altura adosadas al monte. Para entender el porqué de estas curiosas formaciones hay que remontarse a la edad Cretácica, época en la que se originaron.

Su modelado, consecuencia de la acción del agua, el hielo, el viento y la erosión fluvial, ha dado lugar a las singulares formas que se aprecian en la actualidad.

No obstante, unos pocos kms más adelante hay otro mirador más cerca de estos dónde se aprecian con mucha mayor claridad, y hasta allí que fuimos. La suerte es que llegaron algunos motoristas más a hacerse las fotos y entre unos y otros pues nos echamos una mano para hacerlas.

Unos pocos kilómetros más adelante ya dejas la zona más escarpada e impresionante del recorrido y empezamos a circular ascendentemente por una carretera que a nuestras espaldas va dejando ver desde las alturas toda la zona. Al poco nos encontramos en el mirador de la Cabra, o el monumento de la Cabra o como queremos llamarlo. Está dispuesto en el sitio adecuado y es, sin duda, de parada obligatoria, al igual que el cartel del inicio de la ruta, para echarse la otra foto postureo de la misma.

Solo hay que mirar detrás de la foto, al fondo, para darse cuenta de la grandeza de esta zona. Ahora la ruta volvería por nuestros mismos pasos para llegar a Pitarque pero desde el café del desayuno no habíamos picado nada más, eran las 10:30 de la mañana y el estómago necesitaba almorzar algo. Lo más cercano que había por la zona era el pueblo de Enjulve a unos 7km, y hasta allí que nos fuimos a ver si nos daban de almorzar, lo que conseguimos sin ningún problema. 

Estómago lleno y dispuestos a seguir dándole kilómetros a las Suzukis volvimos de nuevo por el camino hasta la antigua fábrica de papel, ya que a un kilómetro y medio de esta se encuentra el desvío de la carretera que nos lleva hasta Pitarque serpenteando sobre su río.

Este tramo tampoco deja indiferente a nadie y lo más pintoresco del él son un par de túneles de roca natural junto a un pequeño rellano entre ellos para parar a contemplar las aguas del río Pitarque.

Ahora nuestro destino nos debía llevar hasta Aliaga, al otro lado de la zona montañosa. Para ello continuamos hasta Pitarque, aquí la carretera ya no estaba tan bien pero el paisaje seguía siendo digno de visitar. Poco antes de entrar al pueblo nos desviamos a la derecha por una impresionante subida con un asfaltado que, al menos hasta la cima, estaba en buen estado. Luego se volvía a poner otra vez feo. Las vistas desde ahí arriba del valle también son impresionantes ¿y qué no lo es en toda esa zona?

Unos 17kms más adelante nos estaba esperando el pueblo de Aliaga. Hasta él nos habíamos desplazado únicamente para visitar la antigua central eléctrica abandonada que es un edificio bastante curioso. Además el tramo, corto, que va desde el pueblo hasta la central a la vera del río Guadalope también merece la pena hacerlo con la moto.

Como bien cuenta Miguel Ángel en su blog al llegar al pueblo pareciese que estaban cayendo copos de nieve. Las orillas de la carretera estaban cubiertas por un manto de esta “nieve” que no era otra cosa que polen pero con una abundancia en el ambiente que tuvimos que andar con cuidado de que no se nos metiera por todos lados. Buscando por internet he encontrado que la flora de la zona la domina el pino negral y albar. En las zonas de umbría y más bajas junto a los cauces de los ríos aparecen bosques de carrasca y sabina con quejigos. Así que no sabría decir de dónde provenía tanto polen pero bueno, es lo que trae la primavera.

De lo poco que se veía casi me equivoco y me meto de lleno en el río ya que la carretera de entrada así lo parecía.

Cruzamos el pueblo y nos dirigimos directamente a la Central Eléctrica para echarnos las fotos oportunas.

A las espaldas de la moto la central y el embalse de Aliaga que suministraba agua a la central

Era la hora de continuar nuestro viaje y, esta vez sí, ya volveríamos dirección sur. La vuelta se me antojaba excesivamente larga para lo que ya habíamos disfrutado, sin embargo, Miguel Ángel, me tenía preparadas un par de sorpresas más sobre la ruta que bien merecieron la vuelta por algunos rincones más.

A partir de aquí empezamos la vuelta hacia el sur por Allepuz, Gudar, Mora de Rubielos y Manzanera donde paramos a comer en el Bar Carmen. Un bar sencillo, sin pretensiones, dónde picamos algo antes de continuar la ruta.

Nuestros siguientes kilómetros nos llevarían hasta Losilla y Aras Del Olmo. En Losilla se encuentra medio escondida una pendiente descendiente con hasta 8 curvas de herradura. Para verlas tienes que desviarte hasta la CV-363. Nosotros lo hicimos sólo por darnos el gusto de bajar semejante tramo y volver a subirlo.

Y a tan solo 7 kms nos quedaba el pueblo de Aras de los Olmos, a cinco kilómetros de esta localidad, en el yacimiento de Losilla de Aras, se encontraron a finales del siglo XX restos de dinosaurios. Tras realizar las correspondientes tareas de excavación, se recuperó el esqueleto parcial de una especie hasta el momento no descrita. Losillasaurus giganteus es el nombre que se le otorgó a este hallazgo de la mano de Francisco Moreno. Considerado como uno de los saurópodos más grandes de España, podría estar emparentado con el Turiasaurus, encontrado en la cercana localidad de Riodeva, en Teruel. Medía entre 25 y 30 metros de longitud y pesaba entre 20 y 25 toneladas.

Visto el bicho continuamos hasta Benagéber, dónde visitaríamos su pantano y la presa que lo contiene. Impresionante ambas cosas, y el trazado hasta él igual.

Pequeño túnel con ventanales de piedra llegando al pantano que se observa de fondo

El viaje estaba llegando a su fin. Desde el pantano tomamos camino hacia Requena para luego empalmar con la nacional N-330 que pasa por Cofrentes y Almansa. De ahí cogeríamos la autovía y nuestros caminos se dividirían. Miguel Ángel para Elche y yo para Cartagena. 

Los de vuelta por autovía siempre son los kilómetros más ingratos de un gran viaje pero, ¿qué podríamos hacer?

Dos días que a Miguel Ángel le salieron 978km y a mí 1.135km creo que bastante aprovechados y que dieron mucho de sí.

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