Conquistando el Júcar
Despidiendo Cartagena, rumbo a Chinchilla de Montearagón:
Como siempre en nuestras rutas habíamos quedado en el restaurante Garcerán muy temprano, punto de encuentro para iniciar la aventura. Hoy me acompañarían Pedro con su Pan América y Enrique con su Versys. Tras salir del restaurante la carretera nos conduce hacia Chinchilla de Montearagón, una travesía que sirve como preludio a la verdadera joya del día.
Intentamos evitar en lo posible las autovías pero la ruta de hoy nos lleva lejos y hay que administrar bien los tiempos por lo que usamos esta en parte para adelantar, al menos hasta Jumilla, donde tomamos dirección a Chinchilla de Montearagón.
Ecoparque de Valdeganga: Un oasis de frescura:
Llegando a Chinchilla, desviamos nuestro rumbo hacia el Ecoparque de Valdeganga, un oasis de frescura junto al río Júcar. Bajo la sombra de frondosos árboles, disfrutamos de un almuerzo campestre, escuchando el canto de las aves y el murmullo del agua.
Río Júcar, nuestro fiel compañero:
Abordamos la carretera AB-206, con el río Júcar como fiel compañero a nuestra derecha. Sus aguas cristalinas y su entorno verde nos regalan paisajes de postal, invitándonos a detenernos y admirar la belleza natural que nos rodea.
Jorquera: y su mirador con vistas de ensueño:
En Jorquera, hacemos una parada en su azud para contemplar el río en todo su esplendor.
Tras recorrer el paraje y disfrutar del agua discurrir por sus saltos subimos al mirador, donde se despliega ante nuestros ojos una vista panorámica impresionante del pueblo y del azud dónde habíamos estado, un cuadro perfecto para inmortalizar en una fotografía.
Alcalá del Júcar: Un pueblo con encanto:
Continuamos nuestro camino hacia Alcalá del Júcar, pero en esta ocasión decidimos no adentrarnos en el pueblo por la afluencia de turistas.
Lo que sí hicimos fue subir hasta la gasolinera frente al restaurante El Cruce donde, tras repostar gasolina, tomamos unas cervezas y encargamos unos bocadillos para el camino. Tras ello preferimos seguir el curso del río hasta El Tranco del Lobo, un lugar mágico donde el Júcar nos invita a un refrescante baño.
El Tranco del Lobo: Un paraje salvaje y cautivador:
El trazado hacia El Tranco del Lobo se estrecha, el asfalto se vuelve irregular y nos encontramos rodeados del río junto una arboleda frondosa que invade el camino. La naturaleza en estado puro nos envuelve mientras avanzamos hacia este paraje salvaje y cautivador.
Pista de tierra y adrenalina pura:
Superado El Tranco del Lobo, una pista de tierra empinada y con curvas cerradas nos pone a prueba. La tierra suelta, las piedras y algunas curvas muy cerradas desafían nuestras habilidades moteras, pero la recompensa es grande: la adrenalina recorre nuestras venas mientras disfrutamos de la conducción pura.
Casas de Ves y Santuario del Cristo de la Vida:
Llegamos a Casas de Ves y retomamos la carretera que nos lleva al Santuario del Cristo de la Vida. Las vistas desde el santuario son impresionantes, y la tranquilidad del lugar invita a una parada para descansar y disfrutar de un picnic con las vistas como telón de fondo. Los bocadillos que habíamos encargado en el restaurante nos ayudaron a disfrutar de ese remanso de paz.
Presa del Embalse del Molinar y Casas de Juan Gil:
En la Presa del Embalse del Molinar, declinamos la visita a los túneles por la dificultad de acceso. Sin embargo, continuamos el trazado hasta Casas de Juan Gil, el trazado nos regala otra pista de tierra, esta vez en perfecto estado, ideal para disfrutar al máximo de nuestras motos trail y darle un poco de puño que lo iban necesitando.
Ayora y el regreso a casa:
En Ayora, tomamos un merecido descanso con unos refrescos antes de emprender el camino de regreso a casa. La aventura llega a su fin, pero los recuerdos y las emociones vividas durante la ruta quedarán grabados para siempre en nuestra memoria.
Consejos para moteros:
- La ruta tiene una distancia total de aproximadamente 506 km y se puede completar en un día, dependiendo del ritmo y las paradas. Pero se aconseja hacerla cuando los días son largos.
- La pista desde el Tranco del Lobo tiene cierta complejidad. En dos ocasiones la he realizado y en ambas he pasado dificultades. Por la pista bajan vehículos desde el pueblo cercano y los comentarios que se leen en internet ponen que tampoco lo tienen fácil. La segunda vez que he pasado por ahí la pista estaba peor que la primera por lo que me da que no la cuidan mucho.
Esta ruta es una experiencia única para los amantes de las motos trail que buscan aventura, naturaleza y paisajes de ensueño. ¡Anímate a recorrerla y vive una experiencia inolvidable!
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