Alpujarras: Reencuentro bajo el sol andaluz (Día 2)
Conquistando el puerto de la Ragua
El segundo día amaneció radiante en Guadix. Tras un desayuno energético, llenamos los depósitos de las motos y emprendimos la ruta hacia el puerto de la Ragua, con la ilusión de disfrutar de sus curvas y vistas panorámicas.
La carretera, una vez superada La Calahorra, se transforma en una serpenteante cinta que asciende entre frondosa vegetación y un asfalto impecable. Cada metro que ganábamos en altura revelaba paisajes cada vez más impresionantes, invitándonos a detenernos para capturar la belleza con nuestras cámaras.
En la cima del puerto de la Ragua, con el viento fresco acariciando nuestros rostros, nos deleitamos con las vistas que se extendían a ambos lados, un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Tras inmortalizar el momento, iniciamos el descenso hacia Laroles, donde tomamos hacia la A-4130, una carretera que atraviesa la Alpujarra por su parte más alta.
Pueblos con encanto y jamón de primera
A lo largo del camino, pequeños pueblos de montaña iban apareciendo como perlas en un collar, cada uno con su propia personalidad y encanto. El tráfico se intensificaba un poco, obligándonos a reducir la velocidad y disfrutar del ritmo pausado de la vida en la Alpujarra.
La primera parada la realizamos en Trévelez, famosa por sus jamones de alta calidad. Allí, en un restaurante con vistas al pueblo, nos deleitamos con un suculento almuerzo que incluía, por supuesto, el exquisito jamón local.
Fuente Agria y un encuentro inesperado
Continuamos nuestra ruta hacia Fuente Agria, un lugar mágico donde el agua, rica en hierro, ha teñido las rocas de un color rojizo intenso. Una pequeña gruta en el mismo cauce de los caños alberga un manantial de gran belleza.
En Órgiva, la capital de la comarca, descendimos un poco en altura para recorrer, ahora hacia el este, la A-348. Esta carretera nos condujo por una sucesión de pueblos pintorescos, cada uno con su propia historia y tradiciones.
Un almuerzo inesperado y una decisión difícil
La hora de comer se acercaba y buscamos un lugar para reponer fuerzas. En Torvizcón, encontramos un pequeño local regentado por una familia extranjera. El aspecto retro del lugar y el acento “guiri” de los dueños nos hicieron dudar, pero la falta de alternativas nos empujó a entrar.
Para nuestra sorpresa, la comida resultó ser deliciosa y a un precio muy razonable. Y lo mejor estaba por llegar: Miguel Ángel, que había estado compinchado con Gabriel durante todo el viaje, nos lo había estado ocultando pero nos seguía de cerca. Cuando llegamos al local Miguel Ángel le envió la posición y allí que apareció en coche Gabriel con su mujer, María. Su presencia llenó de alegría a todo el equipo que desconocíamos la sorpresa que nos habían preparado.
Un final de día lleno de emociones
Tras el almuerzo, nos dirigimos al hotel donde pasaríamos la noche en Canjáyar. El hotel “La Posada de Eustaquio“, ubicado en pleno centro del pueblo, nos brindó un alojamiento confortable y seguro, con un espacio para guardar nuestras motos.
Después de una ducha reparadora, disfrutamos de unas cervezas en un local cercano y cenamos en el propio hotel, donde la fonda nos ofreció una cena deliciosa a buen precio.
Ese día, con el equipo reunido al completo, las risas y los recuerdos fluyeron sin cesar. Sin embargo, en medio de la alegría, una decisión difícil me atormentaba. El motivo de la reunión, elegir el destino del viaje de 2024, había desembocado en la opción de viajar por España, mientras que yo tenía en mente otros planes relacionados con la salud y los recuerdos de mi padre muy deteriorados por el Alzheimer que, por desgracia, jugaban en contra de todo el tiempo del mundo.
A pesar de la felicidad que sentía en ese momento, sabía que la decisión final me llevaría a una encrucijada. Dos viajes al año para mi economía no eran posibles, y el otro plan no podía esperar.
Con la mente llena de dudas, me fui a la cama a descansar, sabiendo que la ruta de vuelta a casa también tendría sus momentos de gloria, pero con la sombra de la decisión final sobrevolando mi cabeza.
Continuará…
En el próximo capítulo nos adentraremos en la ruta de vuelta a casa, llena de emociones y sorpresas.