Ruta circular por la Sierra de Alcaraz y la Sierra del Segura
Esta ruta se presentó como un…. aquí te pillo aquí te mato. Seguía haciendo un tiempo estupendo y apetecía dar una vuelta, y Pedro había localizado en el mapa algunos enclaves interesantes sobre una zona muy conocida por haberla recorrido varias veces y que, sin embargo, no conocía. Así que nos pusimos manos a la obra y tiramos millas, como suele decirse.
La ruta
Salimos temprano, como de costumbre, desde la gasolinera Garcerán tras tomar un cafelito y llenar los depósitos.
Para llegar hasta Hellín, donde dejaríamos la autovía para empezar a disfrutar de la ruta, teníamos como unos 115km que decidimos hacer por autovía, como siempre, para poder hacer la ruta el mismo día.
Desde Hellín, lo más habitual para cualquier motero, es coger la comarcal CM-412 hasta Riópar. Carretera de curvas bien asfaltada para uso y disfrute de la moto. Sin embargo nosotros cogimos una paralela que circula unos kilómetros más al norte y menos transitada, la comarcal CM-3213, que pasaría por Liétor, Villarejo, Ayna, Bogarra, Paterna del Madera, y de ahí, bajando por el puerto de Crucetillas llegaríamos a Riópar y nos incorporaríamos a la carretera habitual que ya he recorrido infinidad de veces.
En nuestro trayecto lo primero era visitar la cascada del Batán, en Bogarra. Cascada que desconocía por completo. Antes de llegar a ella se llega al mismo pueblo, al que no es necesario entrar, y nosotros nos paramos en el mirador junto a la carretera, que te da una perspectiva del pueblo.
Si entras al pueblo hay un sendero, una vía verde, que lleva hasta la cascada pero nosotros no nos fiamos de cogerla porque en algunos tramos, vía Google Maps, parecía no estar del todo en condiciones para ir con el vehículo así que decidimos ir hasta la cascada por la carretera convencional. Pasado Bogarra, y a un kilómetro y medio, tenemos la entrada oeste al pueblo que pasa por el cementerio, y es justo en ese punto dónde hay que desviarse a la derecha y coger la carretera que lleva hasta la cascada.
A partir de ahí hay como dos kilómetros y medio de carretera en mal estado hasta que se convierte en pista pero a la que no hay que temer. La pista es de terreno bien compactado y es muy transitada por coches que van al merendero de la cascada y al restaurante que también se encuentra ahí, por lo que cualquier moto puede recorrer el trayecto sin dificultar alguna.
A la altura del restaurante hay un aparcamiento dónde dejar las motos y andar unos metros por las pasarelas que llevan hasta la cascada que está muy, muy cerca.
Una vez vista la cascada retomamos el camino dirección Paterna del Madera, pequeño pueblo dónde decidimos parar a almorzar como es debido en el Café-Bar el Cazador dónde nos pegamos un almuerzo cojonudo por un precio moderado, como suele ocurrir en cualquier pueblo de interior. Oreja y Rabo de cerdo fueron parte del menú que a esas alturas de la mañana supieron a gloria.
Desde este pueblo hasta Ríopar pasaríamos por el Puerto de Crucetillas en el que acababan de asfaltar el trazado, y no os digo na…….lo malo es que estaba mojado y aún quedaba gravilla suelta del asfalto recién echado que si no……….
Tengo a mi amigo Miguel Ángel, que poco tiempo después de este viaje volvimos a recorrer la zona con él, y que me tiene sentenciado por no haber parado sobre ese cartel a echar la foto de rigor con la moto, pero es que la segunda vez el asfalto ya no estaba mojado y lo mismo es que no me dio tiempo ni de ver el cartel. Tendremos que volver una tercera vez para la foto 😉
En cualquier caso toda la zona es una delicia para nuestras motos y yo no la conocía. Es zona que en invierno queda cubierta por la nieve por lo que en primavera es todo un esplendor de frondosa vegetación y ese olor a naturaleza que impregna el ambiente.
Llegando a Riópar no hay mucho que contar así que como nuestra vuelta circular nos habría de llevar hasta Ayna. Continuamos por la carretera hasta el desvío a la altura de “Aldea de Pinilla” que nos llevaría dirección norte a pasar por otro trazado de curvas y miradores espectaculares antes de llegar a Ayna.
Pocos kilómetros antes de llegar pararíamos en el Mirador del Infierno. Suspendido en la pared vertical, junto a la carretera que viene desde Elche de la Sierra hacia Ayna, brinda unas vistas espectaculares de los cañones del río Mundo y el pueblo de Royo Adrea. Paisaje natural encajonado en paredes verticales de roca y laderas con fuerte pendiente.
Era la hora de comer algo y entrando a Ayna, el primer bar que nos encontramos, El Restaurante la Toba, paramos.
Una vez más la comida estuvo a la altura, el trato del personal excelente y allí estos viajeros pudieron tomar un descanso antes de continuar el viaje al que, a lo que a vistas de la zona se refiere, ya nos quedaba poco.
Si llegas a Ayna lo normal es echarte la foto en el mirador de la vespa con Sidecar desde dónde verás una panorámica del pueblo y su entorno, excepcional. Respecto a la Vespa, algo de lo que me enteré después y no tenía ni idea, su historia viene de la replica de la vespa de la película “Amanece que no es poco” de Jose Luis Cuerda. Rodada entre las poblaciones de Ayna, Molinicos y letur en el año 1988, todo un clasico del cine español.
Y continuando la misma carretera, unas curvas más adelante, nos encontramos con el mirador del Diablo, que debe ser el que habita en el mirador de los infiernos, por lo que todo queda en casa. Ni que decir tiene que este mirador, situado unos metros por encima del de la vespa, ofrece unas vistas aún mas impresionantes del entorno. Lo malo que tiene es que no hay sitio dónde parar por lo que hay que tener mucho cuidado dónde se dejan los vehículos ya que, además, está muy cerca de cuna curva con poca visibilidad.
Ya estaba todo el pescado vendido y la ruta completada, así que no nos quedaba otra que volver hasta Hellín y retomar la maldita autovía hasta casa. Como la autovía se nos estaba haciendo muy pesada, a la altura de Blanca le propuse a Pedro desviarnos unos kilómetros y recorrer una zona del río Segura, entre Ojos y Ulea, rodando por un paseo ribereño de pista que es muy interesante y del que no paramos a echar fotos por la hora que era pero del que sí he dado cuenta en la ruta de Wikiloc que os he dejado al principio del artículo.
En un mes, y en contra de mis principios de no recorrer muchas veces el mismo trazado ni en tan poco margen de tiempo, volvimos a recorrer la zona de nuevo ya que mi amigo Miguel Ángel me estuvo contando a la vuelta algunos puntos y visitas más que interesantes por la zona de Ayna que se nos escaparon y bien que mereció la pena volver. Eso os lo cuento cuando llegue a escribirlo.
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